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Sars-Cov-2: El Oligopolio de la Muerte



“Es la salud el bien más preciado y no el oro o la plata”.

Mahatma Gandhi


Es preciso desarrollar acciones concretas para que prime el derecho fundamental a la salud sobre el interés económico de la industria farmacéutica, el “business as usual” y las utilidades excesivas. Hoy no hay suficiente capacidad de producción de vacunas contra el Sars Cov-2 en el mundo, ya que se requiere 11 billones de dosis o 2 billones anualmente. Los países de ingresos altos han asegurado vacunas para el doble de su población, es decir, que han comprado aproximadamente el 60 por ciento de las vacunas a la fecha, mientas más de 130 naciones siguen a la espera del inicio de la vacunación.

El principal reto en el corto y mediano plazo es el acceso justo y equitativo a vacunas en el sur global. No es un asunto de caridad sino de justicia, de garantía de derechos reconocidos universalmente, y de entender que mientras no se llegue a una inmunidad de rebaño global, ningún país estará completamente a salvo del Covid-19 pues no será posible reactivar los sectores económicos.

Las vacunas existentes están patentadas por un puñado de farmacéuticas transnacionales, muchas de ellas financiadas con importantes fondos públicos controlando no solamente la oferta global sino el precio y la distribución. Las más de 70 vacunas en fase cuatro de estudios deberían ser consideradas en la práctica como auténticos bienes públicos globales. Esta es la mejor estrategia para luchar contra lo que se ha denominado el nacionalismo de las vacunas, las restricciones de exportaciones que afectan las cadenas globales de suministro de vacunas y el oligopolio de la muerte que ha cobrado la vida de más de 3 millones de vidas humanas a la fecha.

El régimen internacional de propiedad intelectual ( patentes farmacéuticas) no debería ser una barrera para el acceso eficaz a medicamentos, tratamientos y vacunas en el marco de la pandemia de alcance internacional. No olvidemos que es un sistema que fue creado con ayuda del oligopolio farmacéutico global en las décadas de los 80s y 90s en la OMC, en detrimento del acceso a medicamentos esenciales para los países en desarrollo y los menos desarrollados.


El Director de la OMS anunció recientemente que se han entregado 20 millones de vacunas del mecanismo COVAX, algunas han llegado a Colombia, aunque no representa ni siquiera el 3 por ciento de la población a vacunar. La falta de capacidad farmacéutica y de insumos esenciales es evidente en India y Brasil principalmente. Se ha propuesto acelerar los mecanismos de transferencia de tecnologías entre los productores de vacunas y las empresas y países con capacidades farmacéuticas. En nuestra región, Argentina, México y Brasil llevan la delantera por sus más altos niveles de inversión en ciencia tecnología e innovación. América latina y África tienen la menor capacidad de producción en el mundo, esto tiene que cambiar.

La OMS ahora promueve el licenciamiento de vacunas por parte de algunas empresas como AstraZeneca quien ha transferido la tecnología al Serum institute en la India y al SKBio en Corea. Con el objeto de garantizar mayor rapidez la OMS ha propuesto hacer un proceso de transferencia y licenciamiento de tecnologías coordinado. Merck, utilizará dos de sus fábricas para producir la vacuna de Johnson & Johnson. Respecto a la vacuna china Sinovac se han efectuado acuerdos de transferencia de tecnologías al Instituto Butantan de Sao Paulo, Brasil.

Al analizar el listado existente de contratos de licenciamiento de tecnologías de la UNICEF observamos que en cuanto a acuerdos de transferencia de tecnologías para manufactura, solamente las siguientes acuerdos se han firmado con países en desarrollo o menos desarrollados.


Con excepción de los acuerdos mencionados anteriormente con países en desarrollo el resto de los acuerdos de transferencia de tecnologías se han perfeccionado entre países del norte global o de ingresos altos, concentrando el noventa por ciento de las vacunas en su población de un total aproximado de 400 millones de vacunas. Por su parte China y Rusia han hecho acuerdos para entregar más de 800 millones de vacunas en 41 países en desarrollo, solamente en América Latina: México, Venezuela, Colombia, Brasil, Chile y Argentina recibirían 207 millones de vacunas de China y Rusia.

Por otra parte, la nueva Directora de la OMC, Dr. Ngozi propuso un “ tercer camino”: utilizar los mecanismos de licenciamiento de tecnologías y transferencias tecnologías para incentivar la investigación y aumentar el volumen de producción de vacunas, tratamientos y medicamentos esenciales, sin embargo, este camino no es revolucionario y es continuar con los mecanismos de transferencia voluntarios que no han demostrado ser efectivos a la fecha.

Teniendo en cuenta que varios países de la región como Brasil, Ecuador, El Salvador y Perú se han opuesto abiertamente a la propuesta de suspensión temporal de derechos de propiedad intelectual o TRIPS Waiver de Sudáfrica e India, y otros países como Chile, México y Colombia no han tomado una postura de apoyo completo a la misma, Colombia no es un patrocinador de la iniciativa. Esto contribuye a que el bloque de la Unión Europea, Australia, Japón y Suiza no permita lograr un consenso para una exención temporal que permita aumentar los niveles de producción en aquellos países con capacidad instalada.

Respecto al uso de licencias obligatorias, es importante anotar que varios países, incluyendo a Hungría, Rusia e Israel han hecho uso de este mecanismo existente en el ADPIC y en la declaración de Doha sobre salud pública, para medicamentos contra la Covid-19.Colombia ha intentado establecer una licencia obligatoria en tres oportunidades: para la producción del Imatinib un medicamento contra el cáncer en la sangre, para un medicamento contra el VIH y para los antivirales de acción directa contra la Hepatitis C. En marzo de 2021 la compañía canadiense Biolyse ha anunciado que si Johnson & Johnson se niega a realizar un licenciamiento, iniciaría el procedimiento de licenciamiento obligatorio con miras a la producción local de al menos 20 millones de dosis de la vacuna contra la Covid-19 para la exportación.

Es evidente que se requiere mayor voluntad política en el mundo para lograr una producción y distribución equitativa, en países como Bangladesh, Incepta está dispuesta a escalar la producción de vacunas en por lo menos 1,2 billones al año, sin embargo, se enfrenta a barreras regulatorias (estudios clínicos y eficacia) y cuellos de botella legales. Biovac en Sudáfrica también ha tomado este camino, pero sin respuesta. En Colombia, ahora ha hecho eco la idea de generar capacidad farmacéutica local para la producción de vacunas, medicamentos y tratamientos para futuras pandemias.


Las acciones de política pública en concreto que Colombia y la región deberían desarrollar en el corto, mediano y largo plazo, desde mi humilde punto de vista, son las siguientes:


-Largo plazo: Construir la infraestructura y las capacidades locales de producción de vacunas, insumos, pruebas diagnósticas, bilógicos, tratamientos y medicamentos esenciales, liderada por los institutos públicos de ciencia y tecnología, como el Instituto Nacional de Salud y el Instituto de Cancerología, para que la garantía del derecho fundamental a la salud no sea un oligopolio de intereses económicos privados sino un auténtico bien público esencial.

-Mediano plazo: Utilizar modelos de ciencia abierta, licenciamiento - transferencias de tecnologías, know-how, secretos industriales y patent-pools, al tiempo que se debe aumentar los niveles de inversión en ciencia, tecnología e innovación. Garantizar que la innovación local y global realizada con fondos públicos se distribuya de manera equitativa para que sean, en la realidad, y no solo en el texto de declaraciones formales, auténticos bienes públicos globales o bienes públicos comunes.

-Corto plazo: Apoyar directamente el TRIPS Waiver en la OMC propuesto por India y Sudáfrica, respaldado por más de 110 países, líderes políticos mundiales, y premios nobel, para desarrollar nuevos acuerdos de transferencia de tecnología que permita producir vacunas, tratamientos y medicamentos localmente en mayores proporciones, aprovechando las capacidades de conocimientos técnicos locales, construyendo alianzas con los países de la región y del sur global (cooperación Sur-Sur) que permita impulsar una agenda diplomática alineada con las reformas propuestas a nivel multilateral. El uso de licencias obligatorias por parte de los países del sur global que cuentan con capacidad instalada es un mecanismo de presión valido que pueden usar para buscar un consenso, y acelerar el licenciamiento y transferencia de tecnologías existentes de forma coordinada con voluntad política y auténtica solidaridad entre naciones.

Fuentes consultadas:



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